“Te puedo preguntar…”, es seguramente, la frase que más temen los familiares o amigos de afectados de TOC. La reaseguración es un fenómeno que se suele dar por el miedo a la duda y la sensación de poco (o nulo) auto-control.

Los afectados de trastorno obsesivo compulsivo necesitan estar seguros de que sus miedos no van a suceder (o no han sucedido), y por ello, una forma de quedarse tranquilos es ceder la responsabilidad de ésa reaseguración a otras personas.

Es paradójico que uno no confíe en su instinto o sus actos y recurra a otras personas que no tienen un baremo del control o de la seguridad ni la mitad de exigente que ellos, pero funciona. De alguna forma, pasar la patata caliente a los demás es una forma de obtener una calma inmensa, ésa que no suele estar presente cuando se es un obsesivo del control.

Para entender éste fenómeno, vamos a poner un ejemplo simple:

Si uno tiene la duda de si ha cerrado o no la puerta de casa con llave antes de salir (y recordemos que siendo un TOC, existe una alta probabilidad de que lo haya hecho, pero ése es otro tema), puede hacer dos cosas: volver a casa y comprobarlo, o preguntar a la persona que estaba con él (que seguramente ni se habrá fijado en si cerraba o no) si ha cerrado con llave. Normalmente, un TOC hará las dos cosas, porque, por qué negarlo, la vida es más divertida si se complica.

El caso es, que si le pregunta al acompañante si ha cerrado, y le contesta que sí, la responsabilidad pasa directamente a ésa persona (aunque no haya mirado si cerraba), y el riesgo se difumina y aparece la calma. De alguna forma, la probabilidad de que ocurra una desgracia (que entren a robar), es mucho más llevadera si el afectado de TOC puede sentirse menos responsable de que suceda, porque claro, si el compañero dice que ha cerrado, pues habrá cerrado, y si no ha cerrado, pero se le dice que sí, ¡es tan culpable como él!

Ésta especie de lógica surrealista es muy común en todos los tipos de TOC, independientemente del contenido de las obsesiones. Pues, lo que hay en común en todos los afectados es un miedo irracional a no tener el control, a no evitar desgracias o a no estar seguros de las cosas.

Algunos familiares o amigos acaban muy cansados de estas preguntas de comprobación, como es natural. Lo ideal sería que no se diera ninguna respuesta, pues lo que sucede si se hace es alimentar al TOC: responder que todo “está bien” termina siendo patológico. Aunque esto es lo ideal, puede resultar muy complicado, porque habitualmente el paciente con TOC pregunta a otros cuando ya está muy ansioso y no encuentra la forma de tranquilizarse en sus propias reaseguraciones.

Aún así, la clave de la recuperación es la exposición, y precisamente exponerse a la duda es fundamental para poder superar el trastorno.