Muchas terapias psicológicas recomiendan el deporte como estrategia para conseguir múltiples beneficios: bajar la ansiedad, tener una rutina, salir a la calle, hacer una actividad, adquirir una responsabilidad, subir la autoestima,… Sabemos que hacer ejercicio libera endorfinas, que nos producen bienestar y placer. Digamos que el deporte puede aportar tantas cosas, que muchas personas empiezan a practicarlo y, con el tiempo, lo incorporan a su vida como un hábito más.

Pero debemos dejar clara una cosa: el deporte también puede utilizarse de manera patológica (hay personas adictas al deporte y es un síntoma en trastornos alimentarios), pero eso es algo que obviamente, no aporta ningún beneficio en nuestra salud, sino todo lo contrario. Lo importante es usarlo de forma sana, siendo conscientes de los beneficios que nos aporta sin obsesionarnos con ver “resultados”. Ser competitivo es un buen rasgo, pero sin pasarse. He aquí entonces, lo que puede aportarnos el ejercicio:

–       Constancia: A veces no apetece ponerse a hacer deporte, incluso si nos “obligamos”, al principio nos sentiremos contrariados, pero poco a poco vamos echando por tierra esa barrera que nos hace ser sedentarios. Hacer deporte de manera constante es un beneficio, y también un entrenamiento para poder incorporar un hábito saludable a nuestra vida, de la misma forma que comemos o dormimos.

–       Cada pasito pequeño suma: Quizás unos días hacemos más deporte, y otros no tanto, ya sea porque no nos sentimos “fuertes” o no nos apetece. Lo importante, como he comentado anteriormente, es la constancia, y no echar por tierra esos días en los que no hemos “llegado donde queríamos”. Hacer pequeños avances y atreverse es igual de importante que los días en los que nos superamos a nosotros mismos.

–       No creer mis pensamientos: Los que hayáis practicado algún deporte sabréis que hay momentos en los que la mente dice “no puedo más”, “voy a parar”,… Y realmente nos sentimos derrotados, pero siempre podemos un poco más, aunque no nos lo parezca, porque el mayor obstáculo es el mental. Rechazar esos sentimientos de impotencia se va aprendiendo poco a poco cuando vemos que sí podemos, que esa debilidad es pasajera.  

–       Cuando crees que no, es que sí (y sube la autoestima): Ligado al apartado anterior, seguramente uno de las mayores sensaciones de placer es cuando conseguimos algo que no creímos ser capaces de alcanzar. Cuando creemos que no podemos más y nos empeñamos en conseguirlo, el subidón de autoestima es brutal. Por eso es importante esforzarse un poquito más esas veces que parece que vamos a tirar la toalla.

–       Seguir las normas: En los deportes hay normas, incluso en los que son individuales. Sabemos que si nos lesionamos debemos parar, o que cuando empezamos las distancias a correr serán menores, y que poco a poco podremos ir subiendo el listón… Practicar ejercicio es importante porque a nivel mental hay cambios, y uno de ellos es que nos acostumbramos a tener una disciplina y sobretodo un juego “contra nosotros mismos” en el que siempre, obviamente, saldremos ganando.

Hazte un favor, revisa estos apartados, pero ahora, en vez de leerlos como “los beneficios del deporte”, léelos como “los beneficios de la terapia psicológica”.