Imaginad que tenéis un gemelo perdido por el mundo. Tiene los mismos problemas, es igual a nosotros, y sobre todo, nos comprende. Existe una pequeña posibilidad de encontrar a ésa persona equivalente a nosotros: ¿la desaprovecharíais?

Los afectados de trastorno mental tienen “gemelos” esparcidos por el mundo, es decir, personas que sufren esa misma sintomatología (con matices, no hay dos trastornos iguales), que tienen las mismas dudas y miedos. Seguramente, muchos han pasado experiencias similares e incluso han podido constatar que existen muchas terapias distintaspara enfocar el mismo problema.

Algunos de esos individuos conocen a otros con el mismo trastorno (muchas veces de manera casual), pero no lo saben: tener un problema de salud mental se suele esconder. En cierta medida, es una paradoja estar deseando encontrar a ése gemelo y ya haberlo hecho, pero no saberlo.

Conocer a alguien que tiene el mismo problema que uno mismo es positivo: saberse alguien no tan raro, no tan especial, y sobre todo, sentirse no tan solo puede aumentar la autoestima. Compartir experiencias, miedos y deseos es positivo, somos animales sociales y es reconfortante encontrar a alguien que, sinceramente, nos comprende.

Los grupos de autoayuda o las terapias grupales no solo sirven para reunir a un grupo variopinto de pacientes (para disfrute del terapeuta), sino que unen a todos esos gemelos esparcidos por el mundo, que sin saberlo, estaban muy cerca entre sí.

En algunos estudios se ha constatado que el apoyo entre personas con trastorno puede mejorar la terapia. Seguramente, si nos vemos reflejados en ese gemelo, y vemos que avanza y sus síntomas mejoran, nosotros seremos más conscientes de que también podemos conseguirlo.

Otra cosa que suele pasar en las terapias de grupo es que se produce un fenómeno de “ahorro de tiempo y esfuerzo”, en el cual un paciente puede escuchar de parte de un compañero una dificultad que éste ha pasado y que él aún desconocía… Existe ahí un ahorro de tiempo y esfuerzo, donde el sujeto se puede preparar antes de que le sucedan ciertas cosas. La experiencia de los demás es muy ventajosa. También está la otra cara de la moneda: podemos estar experimentando un problema, y hay la posibilidad que escuchemos a compañeros que lo han podido superar: nos sentiremos más optimistas y aprenderemos herramientas para afrontarlo.

Pero más allá de las ventajas terapéuticas, conocer a ésos gemelos puede evitar que caigamos en la exclusión social que muchas veces está relacionada con algunos trastornos. Sincerarse y compartir experiencias en grupo, aprender a hablar y a tocar termas dolorosos, crea vínculos que muchas veces van más allá de la hora de la sesión.

No perdáis la opción de conocer a ese gemelo perdido, él estará esperando encontraros.