Si te ensucias te debes lavar las manos para no contaminarte.

Si te vas de casa sin revisar los enchufes, tienes que invertir tiempo en hacerlo para evitar males.

Si no ordenas y limpias tu puesto de trabajo antes de que termine la jornada, debes quedarte un rato más para dejarlo todo perfecto.

Si empiezas a dudar de tu orientación sexual, comprueba si te excitas ante estímulos determinados para contradecir tus dudas.

Si crees que eres mala persona, debes preguntar a los más allegados si creen que eso es cierto o no para saber que en efecto, eres buena persona.

Si dudas sobre algo que has hecho, debes repasar y memorizar pormenorizadamente todos los pasos que has hecho para cerciorarte de lo que ha pasado.

En realidad, todas estas auto-obligaciones responden a un único objetivo común: hallar calma. Relajarse, dejar de tener ansiedad, quedarse tranquilo. Aunque el TOC se disfrace de miedo a la contaminación, de superstición, de orden, de simetría o de rumiación constante sobre varias dudas, el mecanismo es el mismo en todos los casos.

Así, podríamos reescribir varias de las frases anteriores de la siguiente forma (y no dejarían de significar lo mismo):

Si te ensucias te debes lavar las manos para bajar la ansiedad.

Si no ordenas y limpias tu puesto de trabajo antes de que termine la jornada, debes quedarte un rato más para bajar la ansiedad.

El núcleo central del TOC reside en una necesidad de hacer una compulsión para minimizar la ansiedad y reforzar el círculo vicioso de obsesión-compulsión. Si eliminamos de las frases la parte “para bajar la ansiedad”, veremos que quedan de la siguiente forma:

Si te ensucias te debes lavar las manos.

Si no ordenas y limpias tu puesto de trabajo antes de que termine la jornada, debes quedarte un rato más.

¿Dónde queda el TOC? Seguramente estas oraciones se acercan más al sentido común o a una forma de pensar más objetiva, porque no responden a una compulsión, a una forma de ver el mundo fragmentada y rígida donde las cosas se deben hacer por un motivo determinado y determinista. En otras palabras, no hay espacio para la ansiedad, la gran impulsora del trastorno.

Si empezamos a eliminar la ansiedad de la ecuación, a ser más conscientes cada vez que hacemos una compulsión de que la estamos haciendo por el mero hecho de relajarnos, y no tanto por las posibles consecuencias que el TOC nos hace creer que pueden tener nuestras acciones, estaremos venciendo poco a poco nuestras distorsiones.