No lo hagas, di no. No te expongas a eso. Es un error. No condenes tu existencia por una decisión como ésta.

No te autodiagnostiques. Todos, en algún momento de nuestra vida, donde reinaba la incertidumbre y la duda, hemos podido plantearnos qué nos pasaba… ¿Es un resfriado? ¿Es una alergia? Sin embargo, en casos donde no estaba claro qué es lo que realmente nos sucedía, siempre acabamos acudiendo al médico. O eso es lo que deberíamos hacer.

Lo mismo pasa con los trastornos mentales. Muchas (¡muchísimas!) personas que tienen problemas emocionales acuden a internet para buscar qué es lo que les sucede. Cuando encuentran una respuesta que más o menos se parece a aquello que les sucede, se etiquetan.

Internet es una gran masa de información (muchas veces, de desinformación), que ofrece millones de fuentes con otras tantas millones de diagnósticos para aquellos que sienten malestar psíquico. Buscar una buena respuesta es como buscar una aguja en un pajar.

Si eres de los que acuden a la red, y eres lo suficientemente exigente, te habrás dirigido en algún momento a artículos científicos, manuales en línea, o habrás consultado a profesionales de la salud online para aclarar tus dudas. Por otro lado, también puedes haber buscado los síntomas que (crees que) tienes en cualquier página sin ni siquiera preocuparte por aclarar cuáles son sus fuentes.

En los dos casos: error. Y es un error porque, para empezar, cuando uno tiene algún tipo de problema emocional es muy complicado ser consciente de la propia sintomatología (ponerle nombre a lo que nos pasa). Es complicado hallar respuestas en dos clicks, cuando muchas veces los profesionales requerimos de muchas sesiones para dar con un diagnóstico. Y es muy complicado saber si esas fuentes que se consultan en internet (vengan de donde vengan) son fiables y han sido validadas.

Aún así, si decides meterte en internet y buscar respuestas a tus problemas mentales, puedes acabar de dos formas:

–       Te diagnosticas de algo que no tienes (porque no tienes ningún problema psiquiátrico).

–       Te diagnosticas de algo que no tienes (porque tu diagnóstico es otro).

Y en el hipotético caso en el que des con eso que tienes (cosa que nadie te asegura): ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a buscar ayuda? ¿Vas a validar mediante un profesional que ese autodiagnóstico es correcto? Muchas veces las personas que acuden a internet para autodiagnosticarse, se quedan en ese paso y no van más allá a no ser que empeoren mucho. Internet supone una especie de alivio instantáneo para comprobar que la propia sintomatología no es algo fuera de lo común, que está estudiado, y que lo que uno tiene, tiene nombre.

A las consultas de psicólogos y psiquiatras acuden muchas (¡muchísimas!) personas con un autodiagnóstico (sacado de internet, y si son de la vieja escuela, de manuales), y por lo tanto, no vienen solo con una etiqueta autoimpuesta, sino que llegan con una serie de conocimientos sesgados, presunciones y afectaciones a la autoimagen.

Por lo tanto, si estás leyendo eso y crees que tienes ansiedad, agorafobia, TOC, depresión o similares, deja el ordenador y pide cita para que un profesional te diagnostique y/o se ponga a trabajar contigo para solucionar éste problema emocional. Autodiagnosticarse no sirve absolutamente de nada: una pantalla no te dará más respuestas a lo que te sucede (tú mismo/a sabes lo que no funciona). Busca ayuda de forma correcta.