Cuando te dices 20 veces a ti mismo que eres tonto, al final de lo acabas creyendo. De la misma manera, si te auto-convences de que algo te va a salir bien, seguramente suceda. Las profecías autocumplidas son algo que nos pasa a todos durante muchos momentos de nuestra vida. Por eso mismo, lo más importante es tener confianza en nosotros mismos.

Pero hoy vengo a hablaros de éste fenómeno cuando nos auto-convencemos de que el trastorno es el que nos domina. Recordemos que a las personas con trastorno mental se nos etiqueta y, sobretodo, se nos “vive” a través de nuestro trastorno en muchos momentos de nuestra vida.

Los demás suelen estar pendientes de lo que hacemos o lo que no hacemos, y muchas veces atribuyenestos actos al trastorno. Por ejemplo, si un día no nos apetece salir (a quién no le pasa en algún momento), alguien seguramente nos dice “esto es por el TOC, ¡no le hagas caso y sal!”. Pues mira, a veces no es por el TOC, simplemente porque no nos apetece. Porque no somos personas unidimensionales y tenemos más motivos que los que nos da el trastorno.

El problema real viene cuando nosotros mismos empezamos a sentirnos como seres unidimensionales, y eso puede pasar por muchas causas. Una de ellas es la influencia de los comentarios ajenos, otra, la baja autoestima. Otra causa podría ser la distorsión en la auto-imagen, etc.


Sea como sea, a veces empezamos a vernos a través del prisma de “enfermo”, y nuestras capacidades se ven mermadas. Este fenómeno suele pasar al inicio, cuando nos dan el diagnóstico. Cuando se nos dice lo que tenemos, estamos muy pendientes de lo que hacemos para poder buscarle una razón o hallar un patrón que nos ayude a superarlo.

Yo misma al principio del tratamiento estaba analizándome constantemente y quise aprender sobre cómo el TOC me influenciaba. Esto puede ser útil, pero si nos pasamos de rosca, empezamos a identificarnos como alguien con TOC, en vez de cómo una persona que, además de todo lo que es, tiene TOC. ¿Entendéis la diferencia? Eso nos puede llevar a sentirnos más vulnerables, estaremos más pendientes de todo lo que hacemos mal, de todos nuestros problemas.

Perder el foco de atención hacia la recuperación es muy fácil. Nos podemos desviar y empezar a sentirnos enfermos o inútiles. La autoestima baja, y muchas veces incluso dejamos de hacer cosas que hacíamos sin problemas incluso con la patología, porque “nos vivimos” como incapaces de hacerlo. También nos damos excusas a nosotros mismos, nos justificamoscon el trastorno, cuando muchas veces no nos incapacita a esos niveles.
Hablando mal y pronto: cuando uno se dice que está muy jodido, acaba estando muy jodido.

Tenemos que tener claro que, aunque este fenómeno se dé en prácticamente todos los trastornos, no siempre sucede cuando alguien está incapacitado: algunos podrán auto-boicotearse, pero otros no pueden porque realmente el trastorno se lo impide, sin excusas. La diferencia entre unos y otros es bastante complicada de ver a simple vista, y hace falta conocer a la persona y sobretodo ser paciente. A veces, incluso uno mismo no distingue si está justificándose con excusas o no está en un punto de avance. Para ello es necesario tener un buen insight (algo que no todos tenemos).

Como veis, este tema es algo complicado (aún no sé si me he explicado bien), pero la verdad es que muchas veces nos creemos incapaces de hacer algo y realmente estamos preparados para afrontarlo. Solo necesitamos un poco de confianza y motivación.