He tenido la suerte de poder conocer a “Estrella”, una chica que tiene trastorno obsesivo compulsivo y que ha aceptado hablar de su experiencia conmigo y con todos vosotros. Le he hecho unas cuantas preguntas y éstas son sus interesantes respuestas.

  1. ¿Cómo empezó tu TOC? ¿Cómo ha ido evolucionando a lo largo del tiempo?

Empecé a tener síntomas de TOC hace 4 años, justo cuando comenzó la epidemia de ébola de 2014. Recuerdo precisamente que la primera obsesión recurrente que tuve fue el miedo a la posibilidad de poder estar contagiada de ébola. Por aquel entonces, uno de mis amigos me prestó unos comics y me obsesioné con la idea de que esos comics me iban a contagiar el virus.

En cuanto a mi evolución, la primera vez que tuve síntomas no tenía ni idea de lo que pasaba pero pude sobrellevarlos, y a los pocos meses dejé de experimentar pensamientos obsesivos. Después de casi un año sin experimentar estas obsesiones (me acordaba de ellas pero como no sabía lo que significaban, intentaba no hacerles mucho caso), en verano de 2015 tuve una recaída y en enero de 2016 decidí comenzar tratamiento psicológico porque no era capaz de aguantar más la situación. Actualmente, sigo acudiendo a tratamiento psicológico, ya que a pesar de poder vivir sin que las obsesiones/compulsiones interfieran en mi vida prácticamente, aun no estoy plenamente recuperada.

  1.  ¿Dirías que perteneces al grupo de obsesivos puros? ¿Te ha hablado alguna vez tu terapeuta sobre esto?

Sí, ya que mis compulsiones han sido y son en su mayoría compulsiones mentales o conductas escapatorias, como la evitación.

Como tal, mi psicólogo nunca ha usado el término “obsesivo puro”, sino TOC simplemente. Siempre ha hecho mucho hincapié en el tipo de compulsiones que realizo, señalándome que la principal es la evitación.

  1. Si tuvieras que explicar a alguien que no tiene TOC cómo son tus pensamientos, ¿Cómo definirías tu forma de pensar?

Cuando los pensamientos comenzaron a interferir en mi vida diaria, para mi eran horribles. Aterradores. Muy angustiantes. Paralizadores.

 A día de hoy siguen dándome miedo, siguen produciéndome culpa y me siguen pareciendo perturbadores. Pero con las pocas personas con las que he podido hablar sobre ellos, siempre les explico lo mismo, que estos pensamientos los tenemos todos los seres humanos, pero los que padecemos TOC nos quedamos estancados en ellos y no somos capaces de dejar de pensar en ellos. No procesamos bien que es un pensamiento como otro cualquiera y que por muy perturbadores que sean, la mente genera pensamientos de todo tipo, forma y contenido. Es decir, soy consciente de que son perturbadores y que cuando te das cuenta de lo que estás pensando, te suele chocar, pero al menos en ese sentido los veo de manera mucha más lógico. Lo que no implica que aún me quede atorada muchas veces en ellos.

  1. ¿Qué tipo de pensamientos intrusivos tienes?  ¿Se pueden englobar en temas concretos o han ido variando a lo largo del tiempo?

Mi mayor problemática son los pensamientos relacionados con la agresión; he tenido de varios tipos y dirigidos a varias personas, pero normalmente son palabras escuetas como ‘mátalo’ o ‘matar’. Los suelo experimentar con personas a las que tengo mucho aprecio, como mi familia o con quien llevo 3 años teniendo este tipo de pensamientos, mi cantante favorito.

Han variado a lo largo del tiempo. Al principio, tenía miedos hipocondríacos principalmente: pensar que estaba contagiada de ébola, que tenía cáncer… cualquier estimulo mínimamente raro, lo malinterpretaba como síntoma catastrofista de una enfermedad mortal. Al mismo tiempo que sufría estas obsesiones, empecé a experimentar también pensamientos violentos contra mi familia. También ha sido un tema recurrente el miedo a ser pedófila, de suicidarme o de poder padecer una enfermedad mental grave, como la esquizofrenia. De hecho, mi psicólogo afirma que este es uno de los temores que sustenta aun mi trastorno y la recurrencia de los pensamientos.

  1. ¿Qué estrategias utilizas para combatir esos pensamientos intrusivos?

Cuando empecé a dar terapia, principalmente usaba la intención paradójica: mi terapeuta me instaba a exponerme a las situaciones que me causaban los pensamientos y por tanto, ansiedad, y cada vez que me viniese un pensamiento, apuntarlo y leerlo hasta que la ansiedad que sintiese fuese mucho menor de la inicial (por ejemplo, si empezaba con una ansiedad valorada en 8, no paraba hasta alcanzar un 2 o incluso 0). También me hacía inventar historias rocambolescas en las que yo me viese haciendo las situaciones que temía: matando a mi familia, a mi cantante favorito… y las leía hasta que la ansiedad que sentía descendía prácticamente a 0.

También he practicado el mindfulness, cosa que me gustaría retomar porque me era muy útil y me hacía ver las cosas con otra perspectiva y, además, me relajaba mucho.

Ahora principalmente práctico la exposición con prevención de respuesta, que básicamente consiste en exponerte al estímulo que te genera esos pensamientos y ansiedad y aguantar sin hacer compulsiones hasta que la ansiedad baje por si sola. Sin duda, es el enfoque que más ansiedad y malestar genera cuando lo estás realizando pero es el más efectivo que he probado hasta la fecha. Sigo teniendo pensamientos obsesivos y ansiedad prácticamente las 24 horas del día, pero cada vez que realizo una exposición con éxito, me siento un poquitín más liberada de esta prisión.

  1. ¿Ha cambiado tu “relación” con el TOC? Es decir, ¿has pasado por distintas fases en relación a cómo asumes o toleras esos pensamientos?

Sí, por supuesto. Cuando acudí por primera vez a terapia, los percibía como algo totalmente ajeno a mí, algo totalmente malo y que debía ser eliminado. Me aterraban, me hacían sentir culpable y me repugnaban.

Hoy día me siguen dando miedo, me siguen pareciendo extraños y a veces me sigo preguntando como tienen cabida ese tipo de pensamientos en la mente humana de manera normal. Pero poco a poco creo que voy asumiendo que son totalmente normales y más o menos, sé convivir con ellos.

  1. ¿Cuál ha sido el mejor consejo que te ha dado tu terapeuta o que te ha ayudado a clarificar las cosas?

Probablemente, puntualizar que son pensamientos que tenemos todo el mundo (muchas veces, incluso me dice pensamientos que tiene él mismo que en esencia son muy parecidos a los míos) y uno que me dio hace poco, en el que me hizo ver, mediante una comparación muy sencilla, que todos los pensamientos son pensamientos, da igual la forma en la que se presentan o el contenido que tengan, del mismo modo que un bolígrafo de color negro y uno de color azul, son ambos bolígrafos, sin importar de qué color sean. Y que no todos los pensamientos definen a las personas, y mucho menos pensamientos que acuden a nuestra consciencia de manera involuntaria.

  1. ¿Dirías que los obsesivos puros son más incomprendidos –tanto a nivel general como en la propia clínica- que los TOC con compulsiones conductuales? ¿Por qué?

No creo que seamos menos comprendidos porque las personas que padecemos TOC, ya sea con compulsiones mentales o rituales físicos, sufrimos lo mismo. Lo que sí creo es que estamos menos visibilizados y los pensamientos intrusos que caracterizan a los obsesivos puros, de agresión, sexualidad, etc., conllevan un mayor estigma.

  1. ¿Qué le dirías a una persona que tiene pensamientos intrusivos y se siente mal o no sabe qué hacer?

Primero, que acuda a terapia si le es posible. Si no puede, le recomendaría hacer ejercicios de mindfulness para rebajar la ansiedad y le explicaría en qué consisten los pensamientos intrusivos, es decir, que son pensamientos que experimentamos todos, y que es normal que cuando llegan a la conciencia, sean muy chocantes pero que no debemos dejar de hacer nuestra vida por ellos ya que son pensamientos y no debemos darles mayor importancia. Que no se avergüence. Pero ante todo, que si le es posible, acuda a terapia cuanto antes y no deje que el problema crezca más aún.

  1. ¿Qué les dirías a los psicólogos o psiquiatras que tratan a un TOC rumiador?

Creo que lo ideal es empezar con la exposición y prevención de respuesta lo antes posible.

Muchas gracias por contarnos tu experiencia, seguro que ayudas a muchas personas a sentirse más comprendidas.