No es extraño que cuando se padece un trastorno mental haya antecedentes familiares de personas afectadas. De hecho, es de lo más común, tanto por la parte genética de las patologías, como por el hecho de los aprendizajes en el entorno familiar.

Así, es habitual que una persona con patología conviva con otra también enferma. No siempre son coincidentes los trastornos entre ambos familiares, aunque es cierto que suelen ser del mismo “espectro” (por ejemplo, trastornos de ansiedad aunque sean distintos diagnósticos).

Pasar un trastorno mental es muy duro y complica la vida familiar. ¿Cómo es la convivenciaentonces, entre dos personas que tienen patología? No hace falta que escriba la respuesta.

Uno de los aspectos más comunes es que entre ambas personas se cree una dinámica de ayuda y soporte. Por un lado, es de cajón que nuestros seres queridos intenten ayudarnos (aunque a veces no saben cómo hacerlo), y por el otro, si se padece una patología se puede empatizar más con el dolor mental ajeno.

Algunas veces cuando una de las personas afectadas necesita ayuda, no es sencillo ser imparcial, y mucho menos poder echarle una mano cuando se padece otra patología mental. Teniendo en cuenta que es muy importante que todas las personas de la familia afectadas se pongan en manos de terapeutas, no siempre es fácil estar “controlado”, aunque se siga tratamiento. Y es ahí donde entra la duda: ¿Cómo ayudar cuando también se necesita ayuda?

Muchas veces “ayudar” simplemente significa “estar ahí”, apoyando y comprendiendo lo que le está pasando a nuestro ser querido, intentar no juzgar y saber escuchar. Esto lo puede hacer una persona también afectada de trastorno mental, y seguramente lo hará muy bien, puesto que ya ha vivido una situación similar que su familiar.

Es entendible que estar en una situación familiar como ésta puede resultar muy estresante y puede llegar a frustrar a las personas implicadas, sobre todo por verse sobrepasadas por diferentes situaciones complicadas. Aún así, es importante tomar las cosas con calma y pedir ayuda las veces que sean necesarias para que el ambiente en casa no se vea resentido.

Preguntar a los terapeutas sobre cómo ayudar a nuestros familiares cuando nosotros también sufrimos un trastorno mental es importante y puede aclarar muchas dudas.